Introducción:
las infecciones de transmisión sexual en la adolescencia constituyen un problema internacional. En Cuba, existe poca educación sobre la sexualidad responsable. Es necesario implementar conocimientos en los adolescentes a través de intervenciones educativas para reducir el índice de contagios.
Objetivo:
evaluar el efecto de un programa educativo para modificar los conocimientos sobre las infecciones de transmisión sexual.
Métodos:
se realizó una intervención educativa durante el período de marzo del 2019 hasta febrero del 2020 en 34 adolescentes del consultorio Nº 27 del Policlínico Docente Ramón López Peña, de Santiago de Cuba. Se dividió el estudio en tres etapas: diagnóstica, intervención y evaluación, evaluando los conocimientos sobre infecciones de transmisión sexual antes y después de impartir las clases. Se aplicó el test de McNemar para valorar los cambios producidos e inferir los resultados al resto de la población.
Resultados:
el 52,9 % inició las relaciones sexuales entre 14 y 16 años. El 39 % expresó no usar preservativo y el 47,1 % ya habían presentado, al menos, una infección de transmisión sexual. Los resultados iniciales demostraron desconocimiento sobre las infecciones de transmisión sexual, tipos, población de riesgo, transmisión y prevención; una vez realizada la intervención hubo una modificación significativa de los conocimientos sobre estos aspectos.
Conclusiones:
la intervención educativa resultó efectiva; aumentó los conocimientos sobre infecciones de transmisión sexual en los jóvenes estudiados, esclareciendo las dudas que existieron al inicio y se modificó positivamente la conducta con respecto al uso del preservativo.
Introduction:
sexually transmitted infections in adolescence constitute an international problem. In Cuba, there is little education on responsible sexuality. It is necessary to implement knowledge among adolescents through educational interventions to reduce the rate of infection.
Objective:
to evaluate the effect of an educational program to modify knowledge about sexually transmitted infections.
Methods:
an educational intervention was carried out during the period from March 2019 to February 2020 in 34 adolescents of the clinic No. 27 of the Policlínico Docente Ramón López Peña, in Santiago de Cuba. The study was divided into three stages: diagnosis, intervention and evaluation, evaluating the knowledge about sexually transmitted infections before and after teaching the classes. McNemar's test was applied to evaluate the changes produced and to infer the results to the rest of the population.
Results:
52.9 % initiated sexual relations between 14 and 16 years of age. Thirty-nine percent said they did not use condoms and 47.1% had already had at least one sexually transmitted infection. The initial results showed a lack of knowledge about sexually transmitted infections, types, population at risk, transmission and prevention; once the intervention was carried out, there was a significant change in knowledge about these aspects.
Conclusions:
the educational intervention was effective; it increased knowledge about sexually transmitted infections in the young people studied, clarifying the doubts that existed at the beginning and positively modifying behavior regarding the use of condoms.
- Adolescencia;
- Enfermedades de transmisión sexual;
- ITS ;
- Enfermedades Bacterianas de Transmisión Sexual;
- Enfermedades Virales de Transmisión Sexual;
- Sexualidad.
- Adolescent;
- Sexually Transmitted Diseases;
- ITS;
- Sexually Transmitted Diseases, Bacterial;
- Sexually Transmitted Diseases, Viral;
- Sexuality .
Introducción
Los adolescentes con frecuencia tienen pensamientos erróneos sobre sexualidad y consideran que tener relaciones sexuales no es de riesgo; son impulsivos, tienden a fantasear sin considerar las consecuencias de sus acciones y ante los cambios en su salud no buscan la atención médica oportuna 1 , 2 .
En los últimos años se han producido cambios importantes en torno a la concepción de la sexualidad y, sobre todo, respecto a las formas de expresarlas y vivirlas. Las nuevas generaciones viven una nueva cultura de la sexualidad, que les induce a expresarla de forma mucho más libre y espontánea que antes. Por lo anterior, la salud sexual del adolescente es un tema de interés en los sistemas de salud de los países de ingreso medio y bajo, debido a que las infecciones de transmisión sexual (ITS) van en aumento a pesar de las campañas de prevención implementadas de manera masiva. Diversos autores consideran que los adolescentes que inician las relaciones sexuales a temprana edad y los que piensan que son demasiado jóvenes para enfermar y morir, tienen mayor predisposición para adquirir alguna ITS, por lo que se vuelve un grupo vulnerable 2 .
Las ITS representan mundialmente un serio problema en términos económicos y sociales, pero principalmente para la salud, por lo que se considera uno de los más grandes desafíos actualmente. Su control es decisivo para mejorar la salud general. Estadísticas muestran que las poblaciones de más alto riesgo en cuanto a contraer una ITS son los adolescentes y jóvenes adultos, principalmente entre 14 y 24 años. La Organización Mundial de la Salud (OMS), notifica que más de un millón de personas se infectan cada día de alguna ITS y 60% de ellas son menores de 25 años, es decir, unas 600 1 , 3 .
Globalmente las cifras de ITS/VIH/SIDA, han aumentado considerablemente, sobre todo en edades tempranas. Se estima que en el orbe más de 5 millones de adolescentes viven con VIH/SIDA. Investigaciones realizadas reportan que cada año se presentan en el mundo más de 340 millones de casos de ITS curables y unas 376 millones de personas contraen alguna de las cuatro ITS siguientes: clamidiasis, gonorrea, sífilis o tricomoniasis. Solamente para Latinoamérica y el Caribe se estiman entre 35 y 40 millones de casos de este grupo de ITS con más de 100 mil infecciones por día 4 . Cada año en América Latina el 15 % de los individuos de ambos sexos con edades entre 15-19 años, adquieren alguna de ellas (5, 6).
En Cuba, en el año 2000 se diagnosticaron 258 casos nuevos de VIH/SIDA para una tasa de incidencia de 23,2 por 1 000 000 habitantes, con una tendencia ascendente en los siguientes años; en 2014 se diagnosticaron 640 nuevos casos (57,3 / 1 000 000 habitantes), aunque a partir de entonces, se ha observado una lenta disminución de la incidencia en el país (319 casos nuevos en 2016 y 168 en 2017), lo cual no deja de ser una preocupación, pues se conoce la existencia de morbilidad oculta. En otras ITS como la blenorragia y la sífilis, la disposición ha sido a decrecer, aunque aún se mantiene elevada la cifra; al finalizar 2017 existían 2 904 casos nuevos de blenorragia y 5 088 de sífilis (tasas de 25,8 y 45,2 x 100 000 habitantes respectivamente) 7 .
Según datos tomados del Departamento de Estadísticas y del Análisis de la Situación de Salud del Policlínico Ramón López Peña, la población que atiende este centro no escapa a esta problemática, durante el año 2020 se diagnosticaron siete casos nuevos de infección por VIH, tres de ellos menores de 20 años, otros dos entre 20 y 25 años, cinco casos de blenorragia y ocho de sífilis. En estudios exploratorios realizados se ha identificado una conducta sexual inapropiada con cambio frecuente de pareja y poco uso del condón como medio de protección, además de cierto desconocimiento de la población más joven sobre temas relacionados con la prevención de estas infecciones, unido a la baja percepción del riesgo de enfermar, así como esa sensación de invulnerabilidad propia de la edad.
La educación sexual es un proceso que prepara a las personas para un encuentro placentero, feliz y responsable en la sexualidad, según sus necesidades y las de la sociedad. Ofrece la posibilidad de elegir los límites personales de la sexualidad, así como el respeto a las personas con las cuales se relaciona. Hablar de sexo y de ITS es algo que sigue siendo tabú, pero no por ello se debe evitar tratarlo con los pacientes. Es cierto que se requiere crear un ambiente de empatía y privacidad en la consulta, pues debe ser tratado de forma cauta, pero también como proceso natural porque es normal en la vida del ser humano y va a preocupar y ocupar la mente de los adolescentes. La escasa información que se brinda a los adolescentes y jóvenes en aspectos relacionados con la sexualidad -y en particular sobre ITS (por ejemplo, VIH/sida)- abren las puertas a estas entidades y a otros problemas de salud vistos desde una perspectiva preventiva 8 , 9 .
Por lo general se ofrece en el hogar, la escuela o la comunidad, muy poca educación sobre el comportamiento sexual responsable e información clara y específica sobre las consecuencias del intercambio sexual, por lo tanto, gran parte de la educación sexual que los adolescentes reciben, vienen de fuentes mal informadas.
Es evidente, y se encuentra demostrado, que los sucesos de la adolescencia influirán de forma decisiva en la juventud, e influirán en la salud y desarrollo futuro del individuo en lo personal, lo económico y lo social. De allí surge la necesidad de realizar intervenciones educativas a una edad temprana que permita a los adolescentes comenzar con prácticas protegidas que se conviertan en una conducta constante de prevención en la vida futura.
Todo lo antes expuesto motivó a los autores a desarrollar el presente estudio, partiendo de las siguientes interrogantes: ¿Cómo lograr una conducta sexual responsable en los adolescentes del consultorio Nº 27 del Policlínico Ramón López Peña, en Santiago de Cuba? ¿Será efectiva la aplicación de un programa educativo sobre infecciones de transmisión sexual para la modificación de conocimientos y de la conducta de un grupo de adolescentes con respecto al uso del preservativo para prevenir estas infecciones? Para darle salida a estas necesidades se trazaron como objetivos, evaluar el efecto de un programa educativo para modificar los conocimientos sobre las infecciones de transmisión sexual, así como en la práctica con respecto al uso de preservativos en adolescentes de un consultorio médico.
Método
Se realizó un estudio de intervención educativa entre marzo de 2019 y febrero de 2020 dirigido a aplicar un programa educativo para modificar los conocimientos sobre las infecciones de transmisión sexual en un grupo de adolescentes del consultorio Nº 27 del Policlínico Docente Ramón López Peña, de Santiago de Cuba, y al mismo tiempo verificar los cambios en la práctica del uso de preservativos durante sus relaciones sexuales.
Universo: conformado por 34 adolescentes varones con vida sexual activa, con edades entre 14 y 19 años, pertenecientes al consultorio médico de familia antes señalado, que accedieron a participar en la investigación (ellos y/o sus padres), y que no padecían enfermedades que afectaran sus capacidades intelectuales o físicas que le impidieran realizar las actividades.
Muestra: probabilística por muestreo aleatorio simple, cuyo tamaño (34) fue definido por la fórmula para variables cualitativas y población finita.
Para alcanzar el objetivo propuesto, se utilizaron diferentes métodos y procedimientos, tanto teóricos como empíricos y estadísticos.
Teóricos:
Análisis documental: se realizó una revisión bibliográfica exhaustiva relacionada con las ITS mediante sistemas computarizados, accediendo a diferentes bases de datos médicas disponibles en Internet.
Análisis - síntesis: la información recolectada se sometió a un exhaustivo análisis e interpretación de los resultados obtenidos, comparándolos con la bibliografía consultada, tanto nacional como foránea.
Inductivo - deductivo: la información fue sometida también a un razonamiento lógico que permitió arribar a conclusiones y emitir recomendaciones.
Empíricos:
Observación: resultó de gran valor al permitir identificar la manera de actuar y pensar de los participantes en el transcurso de la investigación. Favoreció la acción oportuna en la corrección de criterios y modos de actuación erróneos.
Cuestionario: permitió determinar los conocimientos de los adolescentes en relación con las ITS y su prevención en dos momentos de la investigación (antes y después de desarrollar el programa educativo). Se utilizó un instrumento diseñado a los efectos de la presente investigación, que fue aplicado a todos los participantes y calificado por la misma persona para lograr uniformidad en la recogida de los datos y disminuir los sesgos de recolección de la información.
El estudio se dividió en tres etapas: diagnóstica, de intervención y evaluación:
Etapa diagnóstica
Una vez seleccionados los participantes, se les entrevistó para indagar sobre la práctica del uso de preservativos durante las relaciones sexuales en un primer momento. Durante una primera sesión de trabajo, se explicaron detalladamente las características de la investigación y se aplicó un cuestionario sobre diferentes aspectos acordes al tema de investigación, el cual permitió identificar el conocimiento inicial que tenían sobre las ITS, así como los temas que les interesaría abordar en el curso. Se consideraron aprobados (adecuados) a todos aquellos que alcanzaron 70 % de los puntos.
Etapa de intervención
Se impartió un programa educativo confeccionado a partir del diagnóstico inicial, de 7 temas fundamentales distribuidos en igual número de sesiones de trabajo. Se utilizó el método explicativo-demostrativo-participativo, empleando para ello técnicas de presentación, animación y análisis del contenido, se utilizaron, además, folletos, plegables, pancartas, maquetas, computadoras, videos y grabadoras.
Programa educativo
Tema 1: La sexualidad humana.
Tema 2: Las ITS como problema de salud del mundo actual.
Tema 3: Las infecciones de transmisión sexual y sus síntomas.
Tema 4: VIH / SIDA.
Tema 5: Vías de transmisión y conducta a seguir ante una ITS.
Tema 6: Grupos de riesgo.
Tema 7: Prevención de las ITS.
Etapa de Evaluación
Transcurridos 4 meses después de la última sesión de trabajo, se aplicó nuevamente el cuestionario inicial con los mismos criterios de calificación de la etapa diagnóstica. Los cambios encontrados sobre la base de este periodo de tiempo, se interpretaron como la efectividad del programa educativo empleado (ver técnicas estadísticas).
Técnicas estadísticas
Procesamiento de la información
Los datos se recogieron mediante la aplicación de los instrumentos y se procesaron a través el paquete estadístico SPSS versión 15, utilizándose técnicas de estadística descriptiva como la frecuencia absoluta y relativa (porcentaje) como medidas de resumen, además de medidas de tendencia central, como la media aritmética, para variables cuantitativas; así como el test de McNemar, con un nivel de significación de 0,05 y un 95 % de confianza, lo que permitió inferir los resultados al resto de la población y evaluar la efectividad del programa utilizado a través de dos pruebas de hipótesis:
Prueba de hipótesis Nº 1
H0: El programa educativo no es efectivo para la elevación de conocimientos sobre infecciones de transmisión sexual en la población estudiada. (p>0,05)
Hi: El programa educativo resulta efectivo para la elevación de conocimientos sobre infecciones de transmisión sexual en la población estudiada. (p<0,05)
Prueba de hipótesis Nº 2
H0: El programa educativo no es efectivo para la modificación de la práctica con respecto al uso del preservativo en los adolescentes de la población estudiada. (p>0,05)
Hi: El programa educativo resulta efectivo para la modificación de la práctica con respecto al uso del preservativo en los adolescentes de la población estudiada. (p<0,05)
Resultados
La población estudiada se encontraba en la adolescencia intermedia y tardía, predominaron las edades de 17 a 19 años (73,5 %). La edad promedio fue de 17,2 años.
Las relaciones sexuales en los jóvenes estudiados se inician precozmente: el 52,9% comenzó su actividad sexual entre 14 y 16 años y el 20,6 % lo hizo antes de los 14 años, lo que acumula el 73,5 % hasta los 16 años y una edad media de iniciación de 14,9 años. Resultado preocupante, más aún si se tiene en cuenta que el 47,1 % de estos jóvenes ya habían presentado, al menos, una ITS.
Antes de la intervención, el 39 % de los adolescentes expresaron no usar preservativo. Solo el 19 % aceptó usarlo en cada relación sexual con penetración.
No obstante reconocer el concepto de ITS, la identificación de las diferentes infecciones que conforman este grupo fue deficiente en la mayoría de los participantes, según lo demuestran los datos de la tabla 1. El 82,4 % de los participantes tenía conocimientos inadecuados antes de la intervención, resultado que se logró revertir alcanzando un total de 31 participantes con respuestas adecuadas, para un 91,2 %, resultado este muy significativo.
Existió desconocimiento inicial sobre las diferentes vías de transmisión de las ITS (tabla 2), solo 7 de los participantes, que representan el 20,6 %, respondió adecuadamente la pegunta relacionada con el tema. Con la aplicación del programa educativo diseñado se logró revertir esta situación, logrando que la totalidad de los adolescentes alcanzara la calificación de adecuado, eliminándose falsos criterios sobre la forma de adquirir una ITS y reconociendo las vías por las que realmente se pueden infectar.
Los adolescentes que conformaron esta muestra no pudieron reconocer los principales grupos de riesgo de contraer una ITS, el 76,5 % de ellos no alcanzó la categoría de adecuado en su respuesta, pocos jóvenes identificaron la adolescencia entre los grupos de riesgo. Sin embargo, solo 3 (11,5 %) mantuvieron el desconocimiento una vez finalizada la intervención educativa, lo cual resultó significativo (p<0,05). (Tabla 3)
La tabla 4 muestra que la prevención no fue de los temas menos conocidos, aunque un importante 67,6 % no alcanzó la calificación de adecuado en sus respuestas. A pesar de que la mayoría reconoció las ITS como prevenibles, muchos no supieron señalar las medidas necesarias para alcanzar esta categoría antes de la intervención. Una vez desarrollado el programa educativo, se logró que todos los participantes (100 %) tuvieran conocimientos adecuados al respecto.
En la tabla 5 se observa, de manera similar a lo ocurrido con otros temas, que la mayor parte de los encuestados tenía un desconocimiento previo con respecto a las consecuencias de padecer una ITS. Solo el 17,6 % respondió de forma correcta esta pregunta. Una vez finalizada la intervención se observó una sustancial mejoría en los conocimientos, al obtener un 91,2 % de respuestas adecuadas; resultados significativos al aplicar la técnica estadística (p<0,05).
En general, los conocimientos iniciales sobre las infecciones de transmisión sexual en los jóvenes estudiados fueron deficientes o inadecuados en la mayoría de los casos (73,5 %). Las actividades educativas desarrolladas durante 7 sesiones consecutivas lograron revertir esta situación al alcanzar un 91,2 % de calificación adecuada en ellos, lo que indica resultados significativos desde el punto de vista estadístico (p<0,05). (Tabla 6)
Finalmente se evaluaron los cambios en la práctica del uso de preservativos y se observaron diferencias significativas entre los dos momentos evaluados. Si se comparan los resultados de este gráfico con el anterior, se podrán notar los cambios producidos en la utilización del preservativo por los jóvenes estudiados, gracias a la intervención educativa realizada, la mitad de los mismos refirió usarlos siempre mientras que el 29 % lo hace casi siempre, lo que acumula el 79 % de la muestra.
Discusión
La adolescencia es un periodo de cambios y elecciones en función de la adaptación al medio en que se vive; lo cual implica aprendizaje puesto que crecer es aprender y cambiar hasta alcanzar la autonomía. Los cambios puberales propios de este periodo marcan el inicio de una intensa sexualidad y de sentimientos relacionados que los llevan a ocultar su sentir. Esto dificulta la comunicación, así como el desarrollo de una sexualidad bien orientada. La salud sexual de los adolescentes y jóvenes resulta importante debido a su influencia en futuros años. A causa de esto, continuamente organizaciones internacionales invierten fondos para fomentar estilos de vida saludables en este grupo poblacional (10, 11).
En los últimos años, de forma universal, la revolución sexual se ha caracterizado por el inicio de las relaciones sexuales antes de los 14 años, en uno y otro sexo, con predominio del masculino 12 . Estudios nacionales señalan que más del 50 % de los adolescentes cubanos tienen vida sexual activa y que la edad promedio es, aproximadamente, de 15 para los varones, datos que coinciden con los resultados alcanzados en el presente estudio 6 , 13 .
También Linares et al. ( 13 ) expresan que el inicio de la vida sexual activa sin protección para las ITS en edades tempranas de la vida se debe a que no están lo suficientemente aptos para valorar el riesgo que estas implican. Los autores consideran el predominio de conductas desfavorables como consecuencia del desconocimiento y la falta de percepción del riesgo a esta edad; coincidiendo con otros autores 11 , 14 , 15 , 16 que plantean que la sensación de invulnerabilidad en la adolescencia lleva a la reducción del empleo de condones, a la negación de sus síntomas y a mayor probabilidad de que tengan varios compañeros sexuales.
Todo lo expresado por los autores anteriormente mencionados en sus respectivos estudios está en concordancia con los resultados obtenidos por los autores del presente trabajo. Nótese en el presente estudio que, a menor edad de inicio de las relaciones sexuales, mayor es la proporción de adolescentes que han enfermado alguna vez, lo que pudiera estar relacionado a criterio de los autores con mayor desconocimiento, conductas menos responsables ante la sexualidad y menor percepción del riesgo de enfermar que los lleva a tener relaciones desprotegidas.
Con los avances científico-tecnológicos y de la sociedad, la eliminación de prejuicios, los métodos simples de prevención del embarazo, el aumento de la actividad sexual sobre todo en los jóvenes, el aumento de la esperanza de vida y con ello la extensión de la vida sexualmente activa; la posibilidad de contacto sexual humano ha aumentado y con ello el riesgo de adquirir ITS. Sin embargo, existe generalmente un desconocimiento en cuanto a la gran variedad de enfermedades e infecciones que pueden ser transmitidas por vía sexual, viéndose como un problema poco probable por la nueva generación. En el presente estudio la mayoría de los participantes solo reconocía el SIDA, la sífilis y la gonorrea en este grupo de enfermedades y desconocían sobre ITS como la trichomoniasis, la moniliasis, la hepatitis B y otras de las que muchos nunca habían oído hablar, como la condilomatosis y el herpes viral.
Conocer sobre los síntomas y signos de las ITS constituye un elemento importante en la búsqueda de orientación para el tratamiento, ya que precisamente entre los obstáculos que dificultan la lucha contra estas afecciones se encuentra la ignorancia de los adolescentes en cuanto a los síntomas, la vía de transmisión, su prevención, a lo que se suma -en algunos casos- la presentación asintomática, en particular en las mujeres, y la renuncia de los jóvenes a pedir asesoramiento por temer reacciones de ira y hostilidad.
Cualquier persona que sea sexualmente activa se arriesga a cierto grado de exposición a una ITS. Las ITS son afecciones cuyo principal modo de transmisión son las relaciones sexuales, ya sea entre parejas homosexuales o heterosexuales. La selección incorrecta de la pareja y los cambios frecuentes de ésta constituyen factores de riesgo. Pero las relaciones sexuales no son la única forma de adquirirlas, se describen, además la vía hemática (transfusiones sanguíneas, el uso de material no estéril como agujas y jeringuillas para la administración de medicamentos, las drogas, los tatuajes) y la transplacentaria. Estos aspectos son generalmente desconocidos por los adolescentes, quienes a su comportamiento sexual inadecuado, suman el consumo de drogas -cada vez mayor en las nuevas sociedades- y otras actitudes que llevan a una ITS 17 . Los jóvenes estudiados en la presente investigación no presentaban falsos criterios sobe la forma de adquirir las ITS; muchos de ellos desconocían que los tatuajes constituían una vía de transmisión.
Existe una gran diferencia entre la percepción subjetiva de estar bien informado y estarlo realmente. Es decir, los jóvenes fundamentalmente tienen la ilusión de que saben y por lo tanto, no ven la necesidad de buscar información.
Otros autores señalan el desconocimiento que tienen los jóvenes sobre los grupos con mayor riesgo de contraer una ITS, lo que los expone aún más a padecerlas. Por ejemplo, Delgado et al. 18 y Sanz-Martos 19 obtuvieron menos de un 30 % de respuestas correctas iniciales, lo que sugiere gran desconocimiento antes de sus actividades educativas; todos ellos, con su accionar también lograron incrementar la información que poseían sus adolescentes. En el presente estudio ocurrió de igual forma que más de la mitad de los encuestados al inicio desconocían sobre los grupos de riesgo para las ITS, lo cual pudo ser modificado una vez aplicada la intervención.
Varios autores plantean que la educación es el arma fundamental en la lucha contra las ITS, ya que la vía sexual es la fundamental en su transmisión, a través de la cual se infecta el mayor número de personas, y que persistirá como mecanismo principal durante muchos años, mientras no se modifiquen sustancialmente los conocimientos y, con ellos, los hábitos y costumbres o surja una vacuna efectiva. Pero cualquier cambio de comportamiento es difícil y el conocimiento por sí solo no siempre culmina en un cambio de conducta. La dificultad de controlar las ITS radica en que las prácticas sexuales están profundamente arraigadas en la vida diaria y la cultura de las comunidades. Los comportamientos sexuales son parte de lo que somos y de cómo nos sentimos. Así, el comportamiento sexual por ser muy personal y estar muy arraigado, es difícil de cambiar 20 .
De ahí la importancia de realizar este tipo de intervenciones educativas en edades tempranas de la vida, las cuales a consideración de los autores son oportunas para inculcar la necesidad de prácticas sexuales menos riesgosas o más seguras.
El hecho de que estas infecciones estén íntimamente unidas a lo sexual, destruye cualquier tentativa de erradicación absoluta de las mismas, por lo que todos los esfuerzos deben encaminarse a promover un sexo más seguro. En este aspecto existe un “fiel aliado”: el condón o preservativo. En el presente estudio, tras realizarse la intervención educativa, lograron modificarse los conocimientos acerca de la necesidad del uso del preservativo, lo que a su vez potenció la responsabilidad hacia su uso.
Los resultados positivos obtenidos por los autores permiten inferir que el programa educativo aplicado fue efectivo para modificar positivamente la conducta de los adolescentes del consultorio Nº 24 con respecto al uso del preservativo durante las relaciones sexuales con penetración, lo que permite rechazar la primera hipótesis nula referente a la efectividad del programa para la modificación de conocimientos, aceptando la hipótesis alternativa Nº 2 concebida en esta investigación que plantea que el programa educativo aplicado resulta efectivo para la elevación de conocimientos sobre infecciones de transmisión sexual en la población estudiada.
Conclusiones
El programa educativo utilizado resultó efectivo para los objetivos propuestos en la investigación, pues se logró elevar el conocimiento sobre infecciones de transmisión sexual en los jóvenes estudiados, esclareciéndose las dudas que al respecto existieron al inicio de las clases; además, se modificó positivamente la conducta con respecto al uso del preservativo en estos adolescentes.
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1
Declaración de autoría: DEMA: investigación, recolección y análisis de datos, redacción, borrador original. AMAG: investigación, revisión de bibliografía, recolección de datos. Emmanuel Cesar Vazquez Ortiz: investigación, redacción, revisión de bibliografía. RASZ: investigación, revisión de bibliografía. JTAC: metodología, análisis formal, redacción-revisión y edición. VYGO: conceptualización, supervisión.
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2
Declaración de conflictos de intereses: los autores declaran que no existen conflictos de intereses.
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3
Financiación: los autores declaran que la investigación no es financiada.
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- » Recibido: 08/06/2021
- » Aceptado: 25/06/2021
- » Pubicado: 02/10/2021